La Generación Z no ve futuro económico: una profesora boomer explica por qué los jóvenes han perdido la esperanza

“Nunca tendremos seguridad económica”

Suzy Welch, profesora de la Universidad de Nueva York y miembro de la generación del baby boom, se ha convertido en portavoz de una verdad incómoda: la Generación Z no tiene motivos para creer que algún día tendrá estabilidad financiera.

En una entrevista reciente, la académica admitió que entiende la apatía y desidia laboral de muchos jóvenes. Mientras los boomers crecieron con la expectativa de que “si trabajas duro, tendrás más que tus padres”, hoy los jóvenes ven un panorama muy distinto:

  • Sueldos estancados frente a una inflación creciente.
  • Vivienda convertida en un lujo inalcanzable.
  • Universidades carísimas que no garantizan empleos de calidad.
  • El avance de la IA, que amenaza incluso a las profesiones mejor pagadas.

En resumen: la promesa de progreso ha desaparecido.


Boomers vs. Gen Z: dos realidades opuestas

Welch recordó cómo su generación vivió una época en la que la movilidad social parecía asegurada: graduarse, conseguir un trabajo estable y comprar una casa estaba al alcance de casi todos.

Para la Gen Z (nacidos entre 1997 y 2012), el guion es otro:

  • Los “trabajos de entrada” ya no son de entrada. Piden experiencia previa y ofrecen salarios bajos.
  • El ascenso corporativo está bloqueado. Muchas empresas recortan mandos intermedios, cerrando el camino hacia la dirección.
  • El coste de vida supera los ingresos. En ciudades como Nueva York, Madrid o Londres, alquilar una vivienda puede consumir más del 50% del salario.

Lo que antes era un camino claro al éxito, hoy es un laberinto sin salida.


Más allá del dinero: la sombra del colapso climático

El pesimismo generacional no se reduce a lo económico. Welch apunta a otro factor clave: la angustia climática.

Muchos jóvenes creen que, incluso si logran cierta estabilidad, el mundo podría no durar lo suficiente debido al calentamiento global y la mala gestión ambiental de generaciones anteriores.

“El futuro está en entredicho, ¿para qué esforzarse por ascender si el planeta no tendrá futuro?”, resume la profesora.


Una “apatía” que en realidad es tristeza

En lugar de juzgar a los jóvenes como “perezosos” o “desmotivados”, Welch invita a los líderes empresariales a entender el origen de su actitud.

“Creo que lo que vemos como apatía es, en realidad, una forma de vulnerabilidad y tristeza”, explica.

Las cifras lo confirman: diversos estudios apuntan a que la Generación Z es la más infeliz de todas las cohortes actuales, con niveles más altos de ansiedad, depresión y burnout.


Un desafío para las empresas

La Generación Z está entrando de lleno en el mercado laboral. Según Forrester, para 2030 representará el 74% de la fuerza laboral junto con los millennials.

Esto significa que las empresas no pueden ignorar sus frustraciones: si quieren atraer talento joven, retenerlo y evitar una rotación constante, deben adaptarse.

Algunas claves que ya se discuten en entornos de RR. HH.:

  • Flexibilidad laboral (teletrabajo, horarios adaptados).
  • Salarios competitivos y beneficios reales (salud mental, vivienda, formación).
  • Cultura empresarial con propósito, no solo enfocada en ganancias.
  • Participación en causas sociales y climáticas para conectar con sus valores.

¿Pereza o lucidez?

El debate sigue abierto. Para algunos, la Gen Z es conformista; para otros, simplemente está reaccionando con realismo ante un sistema que ya no garantiza prosperidad.

Lo que está claro es que no basta con reprocharles su falta de ambición. Si la generación que dominará el mercado laboral en la próxima década no cree en el futuro, las consecuencias sociales y económicas serán profundas.

👉 La pregunta es: ¿estamos dispuestos a cambiar las reglas del juego o seguiremos culpando a los jóvenes por no creer en promesas rotas?

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