
💻 Microsoft prometió una revolución con Windows 11… y otra vez se quedó en promesas
Cuando Microsoft presentó Windows 11 en 2021, lo hizo con una ambición estética y conceptual digna de una nueva era: un sistema visualmente uniforme, moderno, cristalino, con profundidad y elegancia. Fluent Design sería por fin una realidad… o eso nos hicieron creer.
Cuatro años después, volvemos a ver aquel video de presentación y el resultado es más decepcionante que nostálgico. Los efectos de cristal quedaron en un par de transparencias opacas, y la prometida homogeneidad se dispersó entre capas heredadas, interfaces sin coherencia, y decisiones visuales que nunca evolucionaron.
🧊 El sueño del cristal: ¿dónde quedó el verdadero Fluent Design?
La gran promesa visual de Windows 11 era la vuelta del "vidrio", esa estética que Microsoft exploró tímidamente en Vista y perfeccionó en Windows 7. El video de presentación nos mostró un sistema que literalmente se formaba en cristal, íconos translúcidos, menús flotantes, profundidad en cada detalle… una interfaz que parecía sacada de una película futurista.
Pero la realidad del sistema actual es otra:
- Las transparencias existen, sí, pero son más plásticas que cristalinas.
- La barra de tareas que prometía reflejos e iconos flotantes es hoy más plana que nunca.
- El menú de Configuración, que parecía un escaparate elegante, es en realidad una ventana opaca con trazos de color.
Lo que prometía ser un rediseño integral, ha quedado reducido a una mano de pintura sobre lo ya existente.
📉 El gran problema: la interfaz nunca fue consistente
Desde Windows 10, Microsoft intentó lograr lo que llamaron One Windows: un sistema unificado para escritorio, móviles, consolas y más. Pero internamente también querían un diseño unificado, algo que nunca se concretó.
Con Windows 11, se creía que por fin llegaría esa ansiada coherencia visual, pero cuatro años después:
- Siguen conviviendo ventanas con estilos de Windows 7, 8 y 10.
- Algunas apps tienen un diseño moderno, otras usan interfaces obsoletas.
- El sistema no evoluciona visualmente desde la cancelación de Windows 10X en 2020.
🗓️ Cuatro años sin cambios reales en el corazón del sistema
Aunque algunos cambios han llegado a través de actualizaciones o rediseños puntuales de apps, la base del sistema se ha mantenido igual desde su versión inicial en 2021.
Incluso el concepto de Windows 10X, que jamás se lanzó pero sirvió como base para el rediseño de Windows 11, no ha evolucionado en absoluto. Microsoft simplemente reutilizó lo que ya tenía y dejó congelado el desarrollo visual del sistema.
🍎 Apple y la comparación incómoda: lo que Microsoft no logró en 5 años, Apple lo hace en meses
Mientras Microsoft necesita cinco años para implementar algunos cambios básicos en la interfaz, Apple ha demostrado con sus últimas versiones de iOS y macOS que el rediseño puede ser profundo, rápido y consistente, sin sacrificar funcionalidad ni experiencia de usuario.
Mientras Apple evoluciona, Microsoft parece estancarse en su propia burocracia interna y en el miedo a innovar demasiado en su sistema más emblemático.
🧠 Microsoft vuelve a tropezar con la misma piedra
Windows 11 no es un mal sistema, pero no es lo que se prometió. Su evolución estética está congelada, su diseño es inconsistente, y la promesa de un sistema cristalino, moderno y coherente quedó solo en videos promocionales.
El cristal nunca llegó. Lo que sí llegó fue la opacidad de una ambición no cumplida.