La calidad del aire, o más bien la falta de ella, se ha convertido en un problema global que va más allá de afectar el entorno; está cobrando vidas a una escala alarmante. Según una nueva investigación publicada en The British Medical Journal (BMJ), más de 5.1 millones de personas mueren cada año debido a la contaminación del aire causada por el uso de combustibles fósiles.
Contaminación Mortal
Los investigadores, provenientes de diversas instituciones en Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, España y Chipre, utilizaron un novedoso modelo de estimación que arrojó cifras que superan todos los informes previos. La polución generada por combustibles fósiles contribuyó al 61% de los 8.3 millones de decesos relacionados con la exposición a contaminantes atmosféricos en 2019. El resto de las muertes se atribuyeron a partículas PM2.5 y ozono.
Impacto en Europa y la Urgencia de un Cambio
Europa ha sido particularmente afectada, donde el 98% de la población respira aire contaminado, según The Guardian. Las comunidades de menor desarrollo y bajos ingresos son las más afectadas por la mala calidad del aire.
Sin embargo, hay esperanza. Entre 2005 y 2021, la implementación de políticas para reducir las emisiones contaminantes en Europa llevó a una disminución del 41% en las muertes relacionadas con la mala calidad del aire. Esto resalta la necesidad urgente de acelerar la transición de combustibles fósiles a energías renovables y limpias a nivel mundial.
Un Llamado a la Acción
La investigación subraya la importancia de reducir significativamente las emisiones contaminantes del aire, especialmente a través de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Este cambio no solo beneficiaría al medio ambiente, sino que tendría repercusiones positivas directas en la salud de la población mundial.
A pesar de los esfuerzos en curso, la adopción de energías verdes avanza a un ritmo lento. Expertos señalan la necesidad de aumentar la financiación para proyectos de generación de energía limpia y transporte sin emisiones. Los recursos destinados a combatir la contaminación del aire han aumentado, pero aún representan una fracción mínima de las inversiones mundiales en desarrollo y subsidios climáticos.
Las partículas tóxicas en el aire se han convertido en la cuarta causa de muerte a nivel mundial. La interconexión entre la contaminación del aire y el cambio climático destaca la urgencia de abordar ambos problemas de manera integral. La falta de recursos crónicos para mitigar la contaminación del aire es un llamado a la acción para destinar más fondos y esfuerzos a preservar la salud del planeta y sus habitantes.