
Hubo un tiempo en que las redes sociales eran un diario compartido. Instagram se llenaba de cafés bajo filtros vintage, selfies improvisados o mascotas bostezando. Hoy, ese mural cotidiano se desvanece: cada vez más usuarios prefieren no publicar nada. La tendencia tiene nombre —Grid Zero— y refleja un cambio profundo: de lo social a lo comercial, y de lo público a lo íntimo.
Del feed lleno al feed vacío
Según Morning Consult, un 28% de los estadounidenses publica menos que hace un año, mientras que solo un 21% lo hace más. Entre la Generación Z, apenas un 18% admite postear a diario.
En España, la 16ª edición del Estudio de Redes Sociales 2025 de IAB Spain confirma la misma dirección: un tercio de los internautas ha abandonado alguna red en el último año, especialmente X (28%) y Facebook (15%). Los motivos principales: aburrimiento, falta de interés y pérdida de sentido de comunidad.
Grid Zero: la estética del vacío
La retirada no es silenciosa. La NPR ha bautizado el fenómeno como Grid Zero: perfiles de Instagram completamente vacíos, sin publicaciones. Una especie de “borrón y cuenta nueva” digital.
Adam Mosseri, jefe de Instagram, lo resume: “Los adolescentes pasan más tiempo en mensajes privados que en Stories, y más en Stories que en el feed”. La plataforma sabe que los jóvenes prefieren interacciones efímeras y privadas.
La investigadora cultural Kim Garcia lo explica: “La Gen Z tiene aversión a la permanencia y a la huella digital. No quieren que todo su proceso de cambio personal quede expuesto públicamente”.
Privacidad, pudor y miedo al juicio
El repliegue responde a varias razones: proteger la intimidad, cuidar la salud mental, evitar acoso o no dejar huella digital. Pero también hay un componente generacional.
Según The Nod Mag, la hiperconciencia digital convierte cualquier gesto en un riesgo: un simple “like” puede leerse como una postura política. El miedo a la cancelación lleva a interactuar lo mínimo.
Una joven de 24 años lo resumía en The New Yorker: “Todos somos voyeurs ahora: seguimos mirando, pero ya no posteamos, porque publicar genera una resaca de vulnerabilidad”.
De lo social al escaparate comercial
Si publicar ya no compensa, tampoco ayuda el entorno. Hoy los feeds están dominados por influencers, publicidad, videos generados por IA y propaganda política, según The New Yorker.
El escritor Kyle Chayka lo explicaba en la BBC: “Las plataformas se han vuelto menos sociales; se parecen más a la televisión, repletas de contenido mercantilizado”.
Los datos acompañan: más de la mitad de los adultos (52%) considera que el contenido en redes es “repetitivo y cansino”, según Morning Consult.
No publicamos, pero seguimos conectados
El silencio en los feeds no significa abandono. Al contrario: las interacciones migran a lo privado. Según IAB Spain, WhatsApp es la red más usada en España (96% de los internautas la emplea a diario).
Mosseri lo reconoce: “Hoy se mandan más fotos y videos por DM que por Stories, y más por Stories que por el feed”. La BBC coincide: lo personal se trasladó a mensajes directos y grupos privados.
Millennials vs. Gen Z: dos estilos digitales
Los millennials crecieron compartiendo su vida online, pero a ojos de la Gen Z se han convertido en los “boomers digitales”. Sus perfiles parecen anticuados: descripciones largas, filtros cuidados y poses estudiadas.
La Gen Z, en cambio, apuesta por la estética “trash”: dumps de fotos mal hechas, muros vacíos o minimalistas, perfiles que simulan desinterés. La autenticidad está en no parecer que te esfuerzas demasiado.
El futuro de las redes: de diario público a televisión
¿Qué viene después del “cero posts”? Kyle Chayka, autor de Filterworld, prevé que las redes se parezcan cada vez más a una mezcla de TikTok, YouTube y Netflix, dominadas por contenido profesionalizado y producción con inteligencia artificial.
Lo social quedará relegado a un segundo plano: chats privados, grupos cerrados y quizás —como sugiere Chayka— un renovado interés por la interacción cara a cara.
Un contrato roto
En el fondo, lo que se ha quebrado es el contrato original de las redes. Antes, publicar significaba visibilidad y comunidad. Hoy, salvo que seas influencer, la ecuación ya no compensa: demasiados riesgos, pocas recompensas.
Lo sintetiza Chayka en la BBC:
“Quizás las redes sociales fueron una aberración. La idea de que todo el mundo debía compartir su vida públicamente fue errónea desde el inicio. Ahora despertamos y cambiamos nuestros hábitos”.